Alergia a las picaduras de abeja y avispas

abeja

Las picaduras de abejas y avispas causan entre diez y veinte muertes cada año por la reacción alérgica al veneno de la picadura de los insectos

Las alergias a las picaduras de las abejas, y en general de los himenópteros no es tan habitual como para alarmarse, ya que casi todo el mundo ha padecido alguna vez la picadura de una avispa o de una abeja, sobre todo durante los meses estivales, sin producir una reacción alérgica a las proteínas del veneno que inocula el insecto, y que en casos extremos puede provocar la muerte. Este tipo de alergia se desconoce entre la población e incluso, como aseguran los expertos, por algunos profesionales de la Medicina.

Las picaduras de abejas suelen producirse en verano cuando los insectos multiplican su actividad y acuden atraídos por el olor y los colores fuertes, así como la presencia de agua. La reacción más común de las personas a las picaduras es una reacción local, que se considera normal con enrojecimiento, dolor, picor e inflamación, pero hay quienes presentan reacciones que requieren atención urgente como mareo, urticaria, hipotensión, broncoespasmo, debilidad e incluso pérdida de consciencia. Estos síntomas indican que se ha desarrollado alergia a los componentes del veneno de los insectos, una alergia que puede ser de mayor o menor grado y puede llevar incluso a la muerte.

Alergia en aumento

Los insectos que provocan la alergia son dos especies bien conocidas: las avispas y las abejas. Los himenópteros son un grupo dentro de los artrópodos insectos, caracterizados por poseer alas membranosas. Las avispas tienen el aguijón liso, por lo que pueden picar más de una vez. La mayoría de sus picaduras se producen en verano y hasta finales de otoño. Los géneros más importantes según explican los alergólogos son la vespula, que predomina en el campo, y la polistes, la especie más abundante, con hábitat rural o urbano.

Las abejas son más evolucionadas, y su aguijón presenta unos dientes que impiden su salida una vez clavado. La mayor incidencia de picaduras de abejas se da desde primavera hasta finales de otoño. Las picaduras de abejas y avispas se producen cuando se realizan actividades al aire libre, deporte y jardinería, o acuden a piscinas o trabajan en el campo. Pero tanto abejas como avispas sólo pican como defensa. Esto podría explicar, que los alérgicos a las abejas suelan ser trabajadores relacionados con el mundo de la apicultura ya que las picaduras sensibilizan para posteriores picaduras pues el veneno es un potente sensibilizante.

Los síntomas

Las manifestaciones habituales a la picadura de abejas y avispas es dolor, prurito e hinchazón de algunos milímetros. Estos síntomas son el resultado de un fenómeno tóxico no inmunológico que provoca una reacción local que cede a las pocas horas de haber recibido la picadura. Los síntomas se pueden apreciar más y son más extensos si se producen en zonas de tejido subcutáneo laxo, como pueden ser los párpados o el escroto. Este tipo de reacciones locales no suelen generar reacciones generalizadas pero pueden ser peligrosas si la picadura se produce en la boca, la nariz o la garganta. En estos casos es necesario actuar con rapidez, ya que la hinchazón provocada por el veneno puede llegar a cerrar las vías respiratorias.

Los expertos aseguran que es imposible saber si se padece o no alergia hasta que se sufre anafilaxia Aún así, las reacciones alérgicas a las picaduras de abejas y avispas son diferentes según cada persona. Y será aún peor en el caso de que además hayan recibido picaduras previas, ya que las agresiones anteriores sirven para sensibilizar al sujeto a las proteínas del veneno de abejas y avispas. ¿Qué ocurre en estos casos? Cuando una persona es alérgica se produce una reacción sistémica o generalizada, que suele cursar con un enrojecimiento brusco e intenso de gran parte de la piel, dificultad respiratoria por la obstrucción bronquial e inflamación de la laringe, caída de la tensión arterial, náuseas y puede llegar al shock. Estos síntomas generalizados que indican una reacción alérgica más seria pueden llegar a poner en peligro la vida de la persona que recibe la picadura del insecto, por lo que es necesario tratarla de urgencia lo más rápidamente posible.

El tratamiento

Los expertos aseguran que es imposible saber si se padece o no alergia hasta que se sufre anafilaxia, y es dificil hacer algo antes de que la picadura se de. Una vez que se ha sufrido la picadura, en el caso de que sea una reacción local tras una picadura de abeja se debe extraer el aguijón sin comprimirlo y alejarse de la zona, ya que se liberan feromonas que atraen a más insectos. Después puede colocarse hielo o un paño húmedo durante algunos minutos para disminuir la inflamación, y además administrar antihistamínicos por vía oral y analgésicos.

Si tras una reacción grave se diagnostica a una persona que padece alergia al veneno de himenópteros, el paciente será tratado con un tratamiento inmunológico. Es recomendable que quienes han tenido una reacción alérgica de gravedad tras una picadura de insecto se sometan a las pruebas de alergia para pautar una desensibilización al veneno causante de la alergia en los casos en que esté indicado.

El tratamiento más eficaz frente a las reacciones graves es administrar vacunas desensibilizantes de veneno de himenópteros, un tratamiento largo y progresivo. Las vacunas consisten en la aplicación de dosis progresivamente crecientes del veneno al que el paciente es alérgico durante un plazo de cinco años. La eficacia de la inmunoterapia es muy alta: superior al 98% en avispas y al 95% en abejas y el paciente queda protegido en casi la totalidad de los casos. Mientras que sin vacuna el riesgo de que aparezca una reacción alérgica a este tipo de picadura ronda el 60%, con la inmunoterapia la posibilidad se reduce al 2%. Además de las vacunas, existen inyectores de adrenalina, que se presentan en formato de bolígrafo, y que todo alérgico al veneno de himenópteros debe llevar consigo para, en caso de recibir una picadura, poder frenar los síntomas antes de ser tratado en un centro hospitalario.

Prevenir

Es dificil prevenir una picadura de abeja o avispa, pero se pueden seguir algunos consejos como el evitar los colores brillantes en la indumentaria que atraen a los insectos y evitar cremas con perfume y las colonias fuertes al aire libre.

No llevar comida o refrescos en lugares donde son abundantes las abejas o las avispas. En caso de que se acerquen, es recomendable permanecer inmóvil porque cualquier movimiento brusco puede ser interpretado como una amenaza y, por lo tanto, acabar en picadura. En caso de ser picados es muy importante alejarse del lugar para evitar nuevas picaduras ya que las feromonas que liberan tras picar, atraen nuevos insectos.

Si se deja ropa en el suelo, como en piscinas o cerca de un río, se debe sacudir antes de volver a ponérsela. También hay que evitar caminar descalzo. Se debe estar alerta al correr, montar a caballo, bicicleta, moto o coche descubierto en zonas de campo y jardines, para no chocar con una abjea o avispa que pueda picarnos.

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